Ponche de erizos

Durante las vacaciones, entre todos los lugares que recorrimos, estuvimos en la zona del golfo de Arauco. Ahi, en un lugar llamado Punta Lavapie (lindo nombre), me enteré de la existencia de una cosa extrañísima: el Ponche de erizos. Cuando me lo ofrecieron se me ocurrió un tazón con vino tinto y los erizos flotando, una especie de sangría con trocitos de cebolla y perejil. Pero llegó a la mesa una copa con una suerte de vaina, con espuma, canela y todo. Este ponche criaturero, como diría mi padre, se prepara con pisco, vino blanco, licor de café y un poco de erizos y su jugo, "solo un poco, porque si no queda muy fuerte", nos contó el buzo dueño del restaurantito. ¿El sabor? Rarísimo, pero rico. Levantamuertos, sin duda!