Lo comido y lo leído

miércoles, agosto 01, 2007

Baobab

La primera vez que probé la mano del chef Francisco Mandiola fue en el extinto Cote Fromage, en el paseo El Mañío de Vitacura, y no fue una buena experiencia. La mantequilla, derretida, se había vuelto a refrigerar, el pan no estaba fresco y varias otras metidas de pata que pueden no haber sido culpa de él. No quedamos amigos después de eso, me temo. Lo gracioso es que con el correr de los años, entre Mandiola y yo el tema de la mantequilla de aquella vez se convirtió en un chiste, y ahora somos bastante compinches. Por eso tuve la suerte de conocer la carta del Baobab antes de que este local abriera sus puertas hace cosa de un mes y medio. Y ayer recién pude ir a probar sus platos.
Partimos con una degustación de entradas frías, donde aluciné con el tártaro de camarones con un toque de menta, el canelón de atún relleno con ceviche de ostras y envuelto en velo (una capa delgadita de gelatina) de soya y unos erizos con trocitos de pepino que estaban para tirarse por la ventana. Luego vinieron las entradas calientes, donde destaco los camarones de río al merkén con udones de palmitos y la entraña con chimichurri del chef y yuca.
Los pescados estaban mundiales, especialmente el atún encostrado con shishimi (sésamo y nori pulverizados) con puré con choclo peruano (toquecillo dulcete) a la vainilla, y el hirame (lenguado japonés) con gyosa abierta rellena de chupe de centolla y puerro confitado, ambos platos maravillosos y que ameritan volver.
En carnes, de lo probado lo que más me gustó fue el asado alemán con huevo poché y puré de rábano picante (horseradish), sabrosísimo, y también el cordero envuelto en puerro.
Postres: alucinante la mezcla de piña, anís y papayas en una delgada capa de jalea, muy bueno. Entretenido el cremoso de chocolate blanco con centro líquido de maracuyá. Buenos los sorbetes de cítricos también. La atención, a cargo de Mauricio, merece destacarse, pues no solo conocía bien la carta de palabra, sino que era capaz de explicar y describir cada plato y sabía los ingredientes que lo componían. Sus sugerencias de vinos para acompañar también estuvieron acertadas y agradables (al menos para mí, que no soy una experta!).
Solo me queda decir, después de la nefasta experiencia aquella de la mantequilla y el hígado de pato, Mandiola, ¡te las mandaste! Felicitaciones, muy completa y entretenida propuesta, buena factura y, algo que me parece muy importante en un restaurante, una calidad pareja en todos los platos, independiente de que a uno le pueda gustar alguno más o menos.
Baobab, Paseo El Mañío 1632, Vitacura, fono 9535409.

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