Lo comido y lo leído

martes, julio 25, 2006

Papilla de guagua

Es un tema. ¿Se han fijado la cantidad de mitos, leyendas y costumbres en torno a la comida de los bebés? Es que llegado el momento de preparar las consabidas sopitas, entre los consejos del pediatra y los de las chochas abuelas, uno no sabe a dónde mirar. Los gringos, por ejemplo, dicen que a los niños no hay que darles jugo de naranja hasta después del año, mientras que acá nosotros exprimimos y ofrecemos mamaderas con el zumo. Que zapallo para que les engorde la pierna. Que si la fruta cruda o cocida, que si interiores... Yo pienso que desde chicos hay que acostumbrarlos a comer de todo. Aparte que para suerte de ellos aún no conocen temas como el colesterol o el sobrepeso, por lo que están en el mejor momento para comer de todo sin cargo de conciencia -además, sin conciencia si son muy chicos-.

Tip para el té helado

Para quienes se interesaron por la campaña pro té helado, hace unos días me dieron un dato entretenido que se me había escapado: en vez de agregar cubos de hielo comunes, hay que hacer cubos con té, así no se nos agua el brebaje...

miércoles, julio 05, 2006

Valpo gourmet

Hace cosa de un mes atrás los medios para los que escribo me pidieron, casualmente, artículos sobre lo que estaba pasando en Valparaíso en materia de gastronomía. En mis recuerdos estaban los carretes en el J Cruz y los tangos trasnochados de una criolla Edith Piaf en el Cinzano, así como poemas escritos en servilletas en alcoholizadas noches en el Hamburgo. Sabía que alguna movida nueva había en el puerto, pero iba un poco a ciegas, salvo por los datos que llevaba bajo el brazo. Tuve la oportunidad de comer en el Carmenere, en pleno cerro Concepción, donde probamos increíbles canelones de ostiones a la naranja y un pulpo depilado de sus tentáculos. Pero más me gustó el pulpo a la parrilla con puré de zapallo a la naranja y achicoria a la parrilla del Apolo 77, de mano experta del chef Manuel Subercaseaux, un plato perfecto para mi paladar, me fascinó. También comimos en el Caruso, un viejo bar del cerro Cárcel remodelado hace un año y que tiene más de 60. Y para terminar, el sonado Pasta e Vino, en el cerro Concepción y a pasos del tradicional Café Turry. Ahí probamos unos poco afortunados gnocchis de camote con ceviche caliente (no eran de la carta sino de las sugerencias del día), pero también unos inolvidables ravioles negros rellenos con salmón y salsa de curry con coco, además de un postre de membrillo muy bueno junto con helados de merlot y nueces. Después de tanta comilona, hay tanto por caminar en los cerros que uno puede aprovechar de bajar la guata y disfrutar del paisaje y de toda la oferta cultural. A quienes vayan al puerto, les recomiendo probar la mano en estos locales y en otros más que no alcancé a visitar esta vez, pero quedan para el próximo tour gastronómico.

Responsabilidad

Aunque no tenga certeza de que alguien lee esta página, tenerla en el éter es una responsabilidad ¡es el colmo que no la haya actualizado desde fines de mayo!!! El otro día había comenzado a describir un paseo gastronómico por Valparaíso, lo guardé en la carpeta borrador para seguir después (en algún momento en que fui requerida por algo o alguien) y zas, desapareció. En fin, esta notilla es sólo para que sepan que no he muerto, sigo vivita y comiendo, así que en poco rato más subirá lo de Valpo.